He de reconocer que para un complutense como yo Madrid está lejísimos en muchos aspectos. Y más en un día de lluvia como el de ayer. Pero había que acercarse al bar Diablos Azules (uno graba ocho programas en una radio universitaria y se cree Iñaki Gabilondo con la responsabilidad periodística que eso conlleva) a husmear en la Jam Session de poesía organizada por Carlos Salem.
Así que en compañía del experto en literatura del programa, el amigo César, cogí el coche y para allá que nos fuimos. Como alguien nos escondió la Calle Génova llegamos bastante tarde, a eso de las 21:30 h. Batania, el padrino de esta primera sesión ya estaba recitando, creo que le cogimos casi al final mientras sacaba a concurso-oposición el puesto de su nueva musa. A las interesadas aquí les dejo las bases.
El resto es historia [de la poesía] pero de la buena. Por allí desfilaron poetas de la Generación Bukowski y poetas algo más escondidos que estaban esperando una oportunidad como esta para poder ofrecer a la gente sus versos. En un buffet libre de tanta poesía algo te tiene que llenar seguro, nosotros algo encontramos, pero como no es plan de encumbrar o descalabrar a nadie el que quiera hacerse una idea ya sabe dónde se esconden los cuarenta ladrones un martes por la noche.
El martes que viene nueva sesión que no nueva oportunidad, porque estos encuentros son como la historia esa de que uno no se baña dos veces en el mismo río, en el río de ayer ya no podréis bañaros pero intentadlo en del martes que viene. Desde este humilde programa de radio os lo recomendamos.
Tal vez así no fueran las cosas pero así se las hemos contado.
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