
Este inocente animal se pateó medio mundo buscando a la madre de Marco, su colega. Habrá quien piense que si todavía hubiese ido buscando a su propia madre se entendería como una acción más interesada, pero buscando a la madre de Marco... Tiene el cielo ganado o, como mínimo, un nombre fijo. Ya está bien de torear al pobre mono, que bastante tuvo con ir de los Apeninos a los Andes con una mano delante y otra detrás como para que ahora no recordemos ni cómo se llamaba...
Hasta ahora, los argumentos con mayor peso que hemos reunido para descubrir por fin el verdadero nombre han sido los siguientes:
Se llama Amelio porque: Mi mono Amelio y yo...
Y, en clara oposición encontramos razones como:
Se llama Amedio porque: Mi mono Amedio y yo...
La canción no nos ha sacado de dudas a lo largo de estos años, y desde No es nuestra primera vez queremos poner fin a este sinsentido y bautizar al mono de una vez por todas.
El debate está sobre la mesa...