miércoles, 14 de noviembre de 2012

ALCINE – CERTAMEN EUROPEO DE CORTOS


Una vez finalizada la proyección de todos los cortos del Certamen Europeo, los intrépidos reporteros de NENPV que han cubierto esta sección de ALCINE; Laura Neri y David Ruiz proceden a exponer sus conclusiones y a realizar sus apuestas.

Palmarés NENPV

Primer Premio. Manque de preuves, de Hayoun Kwon. Oscar es un nigeriano exiliado en Francia, ha solicitado el asilo, pero su solicitud fue rechazada por falta de pruebas a cerca de la historia que cuenta para salvar su vida. La transición entre los diferentes estilos de animación, los recursos empleados en la narración y la calidad de ésta lo convierten en el mejor corto que hemos visto. Todo ello en 10 minutos, que es lo justo para un corto en el que se prescinde de los regodeos y los afanes de protagonismo.

Segundo Premio. Mój tata Lazaro, de Marcin Filipowicz. Documental en el que se realiza el seguimiento de Jacqueline, de 23 años, que viaja a Cuba en busca de su padre. La dejó cuando era una niña. Para el viaje, decide llevarse con ella a su hermano medio cubano. Este corto es un tratado de espontaneidad y lenguaje gestual. Ningún actor podría interpretar nunca lo que aquí se muestra. Cuando la realidad supera a la ficción si alguien como Marcin Filipowicz es capaz de poner la cámara en el momento y lugar adecuado y captarlo se merece como poco un premio.

Tercer Premio. Oh Willy..., de Emma de Swaef / Marc James Roels. El original método de animación, empleando telas y fieltro, genera unos efectos muy curiosos. La historia, que no se queda atrás en cuanto a originalidad, redondea una producción surrealista y diferente.

Primera Mención especial: al cine polaco, que ha mandado mucho material y de mucha calidad. Cortos sin demasiados artificios pero que cuentan historias buenas y originales llegando a tocar la fibra sensible del espectador. Entre estos cortos se encuentran: Everything will be ok, de Jonas Matzow Gulbrandsen (de origen noruego); Decrescendo, de Marta Minorowicz y Portret z pamieci, de Marcin Bortkiewicz.

Segunda Mención especial. Como no puede ser de otra forma este humilde programa de radio quiere también homenajear a los cortos que han sabido utilizar el sentido del humor como mecanismo para desarrollar sus tramas. No han sido muchos, debe ser que el drama es mejor vehículo del arte, pero entre ellos están: The Centrifuge Brain Project, de Till Nowak; Tram, de Michaela Pavlátová; Junior, de Julia Ducournau, Flamingo Pride, de Tomer Eshed, y Happy Birthday de Riho Unt (Estonia)

Es de justicia destacar que la mayoría del material que hemos visto ha sido muy bueno y de muy alta calidad, cosa que no se ha podido decir otros años. Pero como el mundo del cine no está exento de gafaspastis y pedantuscos de esos que creen que algo es más artístico cuanto menos gusta al público en general (o sea a todos nosotros), vamos a hacer un segundo palmares con los mierdos más grandes que hemos visto a lo largo de este festival. Seguramente carezcamos de esa “sensibilidad cinematográfica” necesaria para apreciar estos bodrios, no somos nada modernitos, y por eso intuimos que muchos de estos cortos ganarán más premios que los de nuestro palmarés serio. Nos la jugamos.

Palmarés MUTA NENPV

Primer Premio. Ya zabudu etot den`, de Alina Rudnitskaya. La muta en blanco y negro sigue siendo muta. Hay muchas formas de plantear el tema del aborto pero mostrar planos de 30 segundos de casi ochenta abortistas rusas mientras están en la sala de espera no es uno de ellos. Si lo que pretende el autor es que sintamos el sufrimiento de las mujeres o que reflexionemos a cerca del tema del aborto, no lo consigue. Lo que consigue es que los 26 minutos se vivan como si estuvieran transcurriendo 26 horas. Recursos de “artista” que no cuelan: el formato en blanco y negro, elegir un tema polémico como es el aborto, diálogos absurdos intercalados sin ton ni son y planos del río Nevá helado colocados al azar. Premio seguro.

Segundo Premio. Garçon au diable, de Nicolas Graux. Cortos que se hacen eternos. Dos homosexuales belgas hacen una excursión hacia una casa de campo junto a un río. Un corto no es formato como para ir malgastando metraje en escenas de caminatas absurdas e imágenes fijas de un porro. El formato de grabación, como si se hubiera grabado con un iPhone que se le da a un tipo que tiene destrozado el sistema nervioso, dejó de ser innovador en 1999, cuando se rodó The Blair Witch Project. El tapiz inquietante con escenas de caza de la casa es el mismo que tenían las abuelas del 80% de los niños españoles colgados en sus salones, eso aquí no da miedo. La sexualidad de los personajes es tan ambigua como la de Jorge Javier Vázquez y el sorprendente final da casi risa. Seguro que también pincha.

Tercer Premio. Tape Generations, de Johan Rijpma. Para amantes del celofán. Hay que ser muy “artista” para pegar rollos de celo en formaciones geométricas y grabarlos mientras se desenrollan y caen. Luego lo editas multiplicando la velocidad y te queda  un corto de 2 minutos (gracias, si hubiera durado más habría habido suicidios en la sala) para enviar a festivales.

Primera Mención especial: Kellerkind de la alemana Julia Ocker. Cuenta la historia de una madre que dando a luz un niño, no se sabe si diabólico o deforme, decide ocultarselo al mundo hasta que el resto del pueblo lo descubre. Todo esto con una animación de 10 minutos, al más puro estilo "Cristo de Borja".

Segunda mención especial a los cortos: Le pays qui n'existe pas, de Cécile Ducrocq; Vacances, de Frédéric Doll y Agnieszka, de Izabela Bartosik, cortos que hablan de los problemas de las familias francesas de clase media, ya sea por las infidelidades, la muerte de algún miembro o cualquier otra circunstancia. No son tiempos para ir a un cine a ver penurias burguesas, y aunque lo fueran las que menos nos interesan son las de los franceses.

Los enlaces a la información más específica de cada corto se encuentran en el Programa del Festival. El resultado a nuestras apuestas el viernes 16 en la Gala de Clausura del festival.

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