Pues si señoras y señores, como ya anunciábamos en la entrada anterior:
VOLVEMOS
Como los grandes grupos, que no viejas glorias. Pero no solo en un programa especial, sino con una serie inédita de programas que David ha inaugurado esta semana.
Ya os podeis imaginar que no tienen desperdicio. Muy atentos a las perlas que nos va a seguir dejando. (Y mientras leeis esta frase espero que en vuestras cabezas resuenen trompetas triunfales).
Con la distancia y las 7 horas de diferencia, me es imposible colaborar directamente con este genio de las ondas (prometo que no me ha pagado por decir esto) con el que ha sido un placer compartir 3 años de emisión, pero me he propuesto ir dejandole temas, que si quiere puede recoger y comentar consigo mismo en los próximos programas. A su estilo claro, y arriesgandome a ser radiofonicamente porculizada con sus críticas. Esta semana le propongo un nuevo Viajeros Errantes.
Este mundo es muy de renovarse o morir, así que me he lanzado al descubrimiento de nuevas culturas para poder enriquecer este programa. Con Kike como compañero de viaje, hicimos una excursión a Bangkok. Aclaro que la nueva cultura es la tailandesa, no la de mi hermano que si es cierto que requiere de estudios propios.
Cuando vino a visitarme decidimos hacer una escapada para salir de Singapur, de la que ya hablaremos más en profundidad, pero que de turisteo no da para mucho más que cuatro días. Destino Bangkok.
Tres horas de vuelo y un calor agobiante esperandonos en pleno mes de Octubre. Son ventajas y desventajas de vivir casi en el ecuador. A parte de la estación de lluvias, que puede ir de mayo a septiembre, el resto del año es verano. Después de coger un autobús, que pasaba cuando quería y paraba donde quería, llegamos al hotel/hostal que nos dio muy buena impresión. Había un taller clandestino enfrente, pero por lo demás fue una buena elección. Barato, buena comida, y una recepcionista que chapurreaba el inglés, algo que muy pocos tailandeses pueden decir. Fue el primer y último autobús que cogimos en los cuatro días, porque muy pronto descubrimos, que el tuk-tuk (una fusión entre moto y triciclo pero con techo) era mucho más rápido y por supuesto aventurero.
Y Nosotros, que veníamos de la playa poseídos por el espíritu superviviente de Pipi Estrada, no dudamos en montarnos. Ni ahi, ni en las furgonetas modelo "secuestro espress" que nos condujeron a través de los arcenes de las autopistas a un par de ciudades que visitamos. Ampawa y Ayutthaya, ambas a una hora y media en coche desde Bangkok, pero en diferentes direcciones que nos parecieron muy interesantes.
Ampawa - Wet Market.
Ayutthaya - Ruinas del antiguo reino.
Moneda oficial : Bath. El cambio no lo recuerdo, pero realmente era todo es muy barato. Tanto que hasta a veces nos daba pena regatear (una costumbre casi obligada). Comida, taxis, ropa... incluso las cervezas (algo a los que los habitantes de Reino Unido y Singapur, no estamos acostumbrados). Por eso no quisimos perdernos la oportunidad de tomarnos una en la famosa calle de Khaosan, donde impresionaba ver el ambiente y la cantidad de gente (casi todo turistas) que iba a pasar la noche.
Por mucho que escribiese, no podría llegar a describir realmente qué es, o como es Bangkok. Es una ciudad completamente diferente al resto de sitios que por lo menos nosotros habíamos visitado antes. La cultura más traidicional, despreocupación, y pobreza en muchos casos llenaban calles que por otro lado se hacía intransitables por el gran agobio que provocaban mercados, coches, turistas y lujosos templos.
Templo Wat Pho
Asi que a parte de recomendarla (eso si, para unos días, por lo menos en mi opinión no para vivir), poco más voy a decir. Famosa por sus masajes, templos y prostitutas. No desvelaré cual de las tres dejó Kike sin probar, pero como veis, sale muy guapo (y muy moreno) en las fotos de los templos.